Al mismo tiempo, hay una sensación palpable de presentimiento que acompaña su llegada. Sir Henry es consciente de las leyendas que rodean la infame maldición de Baskerville y no puede descartar la inquietante sensación de que algo siniestro acecha dentro de la sala y los páramos circundantes. Sus primeras experiencias en Baskerville Hall amplifican aún más estos sentimientos cuando se encuentra con las excéntricas amas de casa, la señora Barrymore, y otros enigmáticos empleados de la casa que parecen albergar sus propios secretos. A pesar de experimentar momentos de calidez y hospitalidad, Sir Henry se ve atormentado por la omnipresente sombra de la maldición, lo que lo deja profundamente intrigado pero cauteloso mientras se embarca en su estadía en Baskerville Hall.