- Enrico Caruso y Maria Jeritza del Metropolitan Opera, Nueva York, 1913.
- Beniamino Gigli del Teatro alla Scala de Milán, finales de los años 1910 y principios de los años 1920.
- Mario Del Monaco de la Arena di Verona, 1948.
- Franco Corelli de la Ópera Lírica de Chicago, 1952.
- Giuseppe di Stefano de la Ópera de Roma, 1955.
- Carlo Bergonzi de la Metropolitan Opera, Nueva York, 1957.
- Plácido Domingo de la Ópera Estatal de Viena, 1966.
- José Carreras de la Royal Opera House, Londres, 1985.
- Roberto Alagna de la Ópera de París, 1994.
Estas actuaciones se consideran algunas de las mejores debido a la calidad vocal, la interpretación dramática y la musicalidad general de los cantantes involucrados.