A medida que avanza la historia, Fiona descubre que su verdadera belleza no reside en su apariencia física sino en su bondad, amor y cualidades interiores. Ella elige permanecer en su forma de ogro, abrazando su verdadero yo independientemente de las normas sociales. También se cuestiona el prejuicio inicial de Shrek contra los humanos y los ogros, mostrando que la verdadera belleza va más allá de los atributos físicos y las nociones preconcebidas.
La película refuerza el mensaje de que la belleza interior y la capacidad de amar y ser amado importan más que la belleza física superficial. La relación de Shrek y Fiona subraya esta idea, ya que encuentran el amor y la aceptación a pesar de sus diferencias físicas.