Las rocas sedimentarias se forman a partir de la deposición y cementación de sedimentos, como arena, barro y grava. Por lo general, son más blandas y se erosionan más fácilmente que las rocas metamórficas, que se forman a partir de la alteración de rocas existentes por calor, presión o reacciones químicas. Las rocas sedimentarias también tienden a tener texturas más regulares y consistentes, lo que las hace más fáciles de tallar.