Estos individuos, a quienes a menudo se hacía referencia como "hippies", se sintieron atraídos por la idea de vivir la vida en la carretera y utilizar sus vehículos para transportarlos a lugares nuevos y emocionantes.
Muchas de las furgonetas utilizadas por los hippies eran vehículos viejos y usados que habían sido convertidos en espacios habitables. Estas camionetas a menudo tenían murales pintados y otras decoraciones que expresaban la individualidad de los propietarios. Los vehículos también sirvieron para que los hippies transportaran sus pertenencias, incluidos instrumentos musicales, equipo de campamento y otras necesidades de su estilo de vida nómada.
Uno de los ejemplos más famosos de furgoneta hippie es el "Magic Bus", que conducían Ken Kesey y los Merry Pranksters durante su viaje a través del país en la década de 1960. Este autobús se convirtió en un símbolo del movimiento hippie y sus viajes están documentados en el libro de Tom Wolfe "The Electric Kool-Aid Acid Test".
Las furgonetas hippies se hicieron cada vez más populares a finales de los años 1960 y principios de los 1970, y a menudo eran vistas como un símbolo de libertad e inconformismo. Estos vehículos se utilizaron para explorar Estados Unidos, asistir a festivales de música como Woodstock y estar en comunión con la naturaleza.
Además de su uso práctico como medio de transporte y vivienda, las furgonetas hippies también tuvieron un impacto cultural significativo. Se asociaron con el movimiento contracultural de la década de 1960 y ayudaron a difundir ideas sobre la paz, el amor y el rechazo de los valores tradicionales.
Hoy en día, las furgonetas hippies todavía se consideran iconos de las décadas de 1960 y 1970, y siguen siendo populares entre las personas que disfrutan de viajes nostálgicos al pasado. A menudo simbolizan una época más sencilla y se han convertido en un símbolo de libertad e inconformismo.