La daga se introduce por primera vez en el Acto I cuando Abigail Williams, una joven que inicia los juicios por brujería, acusa a Goody Proctor de brujería. Ella afirma que Proctor usa la daga para conjurar espíritus malignos y dañar a las personas. Esta falsa acusación resalta el poder de manipulación y paranoia que afecta a Salem.
A medida que avanza la obra, la daga se convierte en un símbolo del miedo y la superstición que consumen la ciudad. Se le ve como un instrumento de fuerzas malévolas, capaz de infligir daño y difundir la histeria de la brujería. El miedo que rodea a la daga refleja el miedo social más amplio a lo desconocido y el deseo de encontrar chivos expiatorios para desgracias inexplicables.
La daga también simboliza la erosión de la confianza y la ruptura de las relaciones en la comunidad. A medida que los juicios se intensifican, la desconfianza y la sospecha generan división entre vecinos y familias, lo que refleja el poder destructivo del arma. La presencia de la daga subraya la fragilidad del tejido social de la ciudad, volviéndolo vulnerable a la manipulación y la desintegración.
Además, la daga sirve como metáfora del poder destructivo de las mentiras y las acusaciones falsas. La mentira inicial de Abigail sobre el uso de la daga por parte de Goody Proctor pone en marcha una cadena de acontecimientos que causa estragos en innumerables vidas inocentes, demostrando cómo incluso un pequeño acto de engaño puede tener consecuencias devastadoras.
En el acto final, cuando Elizabeth Proctor presenta la daga al tribunal como prueba de las mentiras de Abigail, se convierte en un potente símbolo de verdad y justicia. La revelación expone la corrupción y la manipulación que han plagado los juicios y reafirma la importancia de descubrir la verdad, incluso frente al miedo y la adversidad.
En general, la daga de "El Crisol" simboliza las fuerzas destructivas, el miedo, la sospecha y la manipulación que caracterizaron los juicios de brujas de Salem. Subraya la fragilidad de la sociedad humana y las consecuencias de largo alcance de las mentiras y las acusaciones falsas, y en última instancia sirve como una advertencia sobre los peligros de la superstición y la histeria colectiva.