1. Valor intrínseco: El arte tiene valor y belleza inherentes, independientemente de su tema o contexto. Se valora por sus cualidades estéticas, su capacidad para evocar emociones y su poder para inspirar y proporcionar placer.
2. Autonomía del Arte: El arte no debe verse limitado por expectativas sociales, códigos morales o presiones políticas. Los artistas tienen la libertad de expresarse auténticamente y explorar posibilidades creativas sin la carga de expectativas externas.
3. Expresión personal: El arte es una forma de expresión personal, donde los artistas transmiten sus perspectivas, experiencias y emociones únicas a través de su trabajo. Permite a las personas explorar su mundo interior y comunicarlo a los demás.
4. Experiencia artística: La experiencia del arte es central para esta filosofía. Involucrarse con el arte, ya sea como creador u observador, se considera una actividad valiosa y enriquecedora que mejora la calidad de vida.
5. Respuestas sensoriales y emocionales: El arte no se limita al pensamiento racional o al análisis intelectual. Su objetivo es evocar respuestas sensoriales y emocionales, ofreciendo experiencias estéticas y viscerales que resuenan profundamente en los individuos.
6. Integración del arte y la vida: El arte es visto como una parte integral de la vida, no separado de ella. Mejora nuestra comprensión de la experiencia humana, agrega belleza a nuestro entorno y fomenta la creatividad en diversos aspectos de la vida.
La filosofía del "arte por la vida" se originó a finales del siglo XIX, particularmente asociada con el movimiento estético y el movimiento decadente en Europa. Influyó en otros movimientos artísticos, como el Simbolismo y el Modernismo, y continúa resonando entre artistas, críticos y entusiastas del arte que valoran el arte por sus cualidades intrínsecas y las experiencias transformadoras que ofrece.