1. Prepare una solución limpiadora:
- Mezclar una solución de partes iguales de agua y vinagre blanco en un recipiente pequeño.
- Alternativamente, puedes usar alcohol isopropílico o un jabón suave para platos diluido en agua.
2. Humedezca un paño:
- Sumerja un paño suave y sin pelusa en la solución limpiadora.
- Asegúrate de que el paño esté húmedo pero no goteando.
3. Limpia el silbato:
- Frote suavemente el paño húmedo sobre la superficie del silbato, prestando especial atención a las zonas con huellas dactilares.
- Tenga cuidado de no aplicar demasiada presión, ya que podría dañar el acabado del silbato.
4. Enjuague y seque:
- Después de limpiar el silbato, enjuáguelo con un paño limpio y húmedo para eliminar cualquier resto de solución limpiadora.
- Utiliza otro paño limpio para secar bien el silbato, asegurándote de que no quede humedad.
5. Polaco (opcional):
- Una vez seco el silbato, puedes potenciar aún más su brillo puliéndolo con un paño suave.
- Puede utilizar un abrillantador de metales o un limpiador doméstico suave no abrasivo para pulir.
6. Limpieza periódica:
- Para evitar que se acumulen huellas dactilares y suciedad en el futuro, acostúmbrate a limpiar tu silbato con un paño limpio y seco después de cada uso.
Recuerde ser amable y evitar el uso de productos químicos agresivos o materiales abrasivos, ya que podrían dañar el acabado o el revestimiento de su silbato.