A medida que se desarrollan los juicios y más personas inocentes son acusadas de brujería, la reputación de Abigail comienza a desmoronarse. Sus mentiras y manipulaciones finalmente quedan al descubierto y la comunidad la rechaza. Sintiéndose amenazada y temiendo el castigo por sus acciones, decide huir de Salem.
La partida de Abigail de Salem marca el fin de la histeria que se apoderó de la ciudad. Sin ella, los juicios pierden impulso y las acusaciones disminuyen gradualmente. La obra sugiere que la fuga de Abigail simboliza el paso del período oscuro en la historia de Salem y el comienzo de una nueva era.