Algunos de los ejemplos más famosos de viajes en danza se pueden ver en el trabajo de Martha Graham, cuyas coreografías innovadoras a menudo presentaban bailarines atravesando el escenario en patrones dinámicos. Alvin Ailey también incorporó una gran cantidad de viajes en sus obras, usándolos como una forma de transmitir emoción y energía.
En la danza contemporánea, viajar sigue siendo un elemento esencial y puede usarse para crear una variedad de efectos, desde simples cambios de posición hasta patrones de movimiento complejos y fluidos que expresan la visión artística del bailarín.