Matthew Bourne fue influenciado para bailar por Kenneth MacMillan, un bailarín y coreógrafo británico considerado uno de los más grandes coreógrafos de ballet del siglo XX. MacMillan era conocido por sus obras innovadoras y dramáticas, que a menudo desafiaban las convenciones tradicionales del ballet. Bourne se inspiró en el trabajo de MacMillan y decidió seguir una carrera en la danza.