Los personajes centrales, Lumnay y Uyugan, se encuentran atrapados dentro de las complejas realidades de su propio "baile nupcial". Si bien su amor inicialmente puede alimentar su pasión y compromiso con sus sueños, descubren que la vida presenta una progresión continua de desafíos que requiere la constante adaptación, transformación y renovación representada por las diversas etapas de la danza. Estos incluyen momentos de gozosa comunión, pasión intensa, giros inesperados y consecuencias imprevistas, todos formando parte de la asociación de por vida tanto con las relaciones humanas como con la danza de la existencia humana.
A través de la metáfora del "baile nupcial", Hernández examina la naturaleza cíclica de los desafíos de la vida y los sacrificios inherentes a cualquier viaje duradero de amor y devoción. El título también subraya la noción de que los individuos están unidos en varios aspectos de sus vidas como parejas de baile cuyos caminos seguirán divergiendo y entrelazándose a medida que la vida avance.