El clímax de la historia llega cuando Mando prende fuego al campo de arroz. Este acto simboliza su desafío contra las estructuras sociales y económicas opresivas que lo han mantenido empobrecido. Al quemar el campo, Mando no solo busca la liberación personal sino también inicia un potencial despertar colectivo. El fuego se convierte en un catalizador del cambio, un rayo de esperanza que podría inspirar a otros campesinos a levantarse y desafiar los sistemas injustos que los han mantenido cautivos durante generaciones.
El clímax de "Dahong Palay" es a la vez la culminación de las luchas internas de Mando y una potente metáfora de la revolución social. Marca un momento crucial en la narrativa, ya que impulsa a Mando y a los demás campesinos hacia un futuro incierto pero potencialmente transformador.