A través de las experiencias de la familia García, Álvarez profundiza en las complejidades de la identidad cultural y las tensiones que pueden surgir cuando los individuos quedan atrapados entre su herencia y la cultura dominante. Destaca la importancia del lenguaje como vehículo de expresión y pertenencia cultural. Al llamar la atención sobre los desafíos que enfrentan personajes como Yolanda y sus hijos, Álvarez anima a los lectores a reflexionar sobre temas como el biculturalismo, la adquisición de idiomas y la preservación de las tradiciones culturales en una sociedad cambiante.