2. Considere el propósito del autor. Comprender la intención del autor al escribir la fuente principal. ¿Es para informar, persuadir o entretener? El propósito de la fuente puede influir en la perspectiva del autor y la información presentada.
3. Analiza el tono del autor. Preste atención al tono del autor y al lenguaje utilizado en la fuente principal. ¿Es objetivo, subjetivo, emocional o parcial? El tono puede revelar la actitud del autor hacia el tema.
4. Examina las fuentes del autor. Evalúe las fuentes que utilizó el autor para respaldar sus afirmaciones. ¿Las fuentes son confiables y creíbles? ¿Proporcionan evidencia de las afirmaciones del autor o simplemente reflejan las opiniones del autor?
5. Busque evidencia de sesgo. Sea crítico con la información presentada en la fuente primaria. Identifique cualquier afirmación que parezca unilateral, exagerada o basada en creencias personales en lugar de hechos.
6. Considere el contexto histórico. Coloque la fuente primaria en su contexto histórico. Comprender el período de tiempo y los eventos que influyeron en la perspectiva del autor. Esto puede ayudarle a identificar sesgos que pueden haber sido influenciados por el clima social, político o cultural predominante.
7. Sea consciente de sus propios prejuicios. Como investigador, usted también puede tener sesgos que pueden afectar su interpretación de la fuente primaria. Sea reflexivo y reconozca cualquier idea preconcebida que pueda tener antes de analizar la fuente.
Al examinar cuidadosamente los antecedentes, el propósito, el tono, las fuentes y los prejuicios del autor, puede obtener una comprensión más profunda de la fuente primaria y sus posibles limitaciones. Este análisis crítico le permitirá evaluar críticamente la información presentada y sacar conclusiones bien informadas.