En el cristianismo, la idea del pecado original tiene sus raíces en los primeros teólogos cristianos y los padres de la iglesia, influenciados por las enseñanzas de la Biblia hebrea y el Nuevo Testamento. Agustín de Hipona (354-430 d. C.), a menudo considerado uno de los teólogos más influyentes del cristianismo occidental, jugó un papel importante en la configuración de la doctrina del pecado original. Postuló que la humanidad heredó un estado de pecado y corrupción debido a la desobediencia del primer hombre y la primera mujer, Adán y Eva, en el Jardín del Edén.
En el judaísmo, el concepto del pecado de Adán o el "pecado del árbol" también se menciona en textos como la Torá, pero su interpretación, significado e implicaciones difieren de la comprensión cristiana del pecado original.
Es importante señalar que diferentes tradiciones religiosas, sectas y denominaciones dentro del cristianismo y el judaísmo pueden tener diferentes perspectivas sobre la naturaleza, el significado y las consecuencias del pecado original.