"Mary", comenzó, "estoy empezando a perder la esperanza. Hemos trabajado duro durante años, pero nuestra granja apenas produce lo suficiente para sustentarnos. Me pregunto cómo construiremos ese gran granero para almacenar nuestra cosecha y asegurarnos". nuestro futuro."
María, siempre un alma sabia y gentil, se volvió hacia John con una cálida sonrisa. "Recuerda, John, Roma no fue construida en un día. Nuestros sueños pueden parecer desalentadores, pero con paciencia, perseverancia y mucho trabajo duro, pueden hacerse realidad. Roma no fue construida por una sola persona en un día. Fue construido por muchas personas, cada una aportando sus habilidades y esfuerzo, y tomó tiempo".
El ceño fruncido de John se relajó y una sensación de calma lo invadió. Sabía que María tenía razón. No pudieron lograrlo todo de una vez. Necesitaban dar pasos pequeños y firmes, como los constructores de Roma.
Inspirados por las palabras de María, Juan y María elaboraron un plan. Cada día, apartaban una parte de su producción y la guardaban para su futuro granero. Además, dedicaban cada momento libre a mejorar sus tierras, añadir más cultivos y ampliar su ganado.
Pasaron los años y sus esfuerzos empezaron a dar frutos. Los ahorros aumentaron y su granja prosperó. Continuaron trabajando diligentemente, sin perder nunca de vista su sueño. Finalmente, después de muchos veranos e inviernos, habían acumulado suficientes recursos para embarcarse en el gran proyecto del granero.
Con la ayuda de hábiles constructores de los pueblos vecinos, el granero empezó a tomar forma. Cada viga y tabla representaba las innumerables horas que habían dedicado a su sueño. La comunidad observó con asombro cómo la perseverancia de John y Mary transformó su humilde granja.
Cuando se clavó el último clavo y el granero se mantuvo erguido, John y Mary se pararon frente a él, con lágrimas de alegría corriendo por sus rostros. El proverbio se había convertido en su mantra y se habían dado cuenta de que, efectivamente, se podían lograr grandes cosas con el tiempo, con un esfuerzo constante y una fe firme.
A partir de ese día, el granero sirvió como símbolo de su triunfo, testimonio del poder de la paciencia y la perseverancia. La historia de Juan y María se convirtió en una leyenda, recordando a las generaciones venideras que ningún sueño es demasiado grande y que pasos pequeños y firmes pueden conducir a logros extraordinarios, tal como la construcción de Roma.
Roma no se construyó en un día, pero con cada paso se acercaron a su objetivo y finalmente lo lograron.