En el teatro griego y romano antiguo, el término originalmente se refería a un dispositivo literal utilizado en producciones teatrales para bajar a los actores al escenario, a menudo representando una figura divina o sobrenatural que intervino en los eventos de la obra. Esta técnica teatral se utilizaba para resolver tramas y conflictos complejos de una manera que parecía milagrosa o fuera del control humano.
En la narración y el análisis literario modernos, el término "deus ex machina" se utiliza de manera más amplia para describir cualquier resolución repentina e inesperada de una situación o problema complejo sin suficiente preparación lógica o narrativa. Se considera un recurso argumental débil o insatisfactorio porque pasa por alto el desarrollo y la progresión naturales de la historia y puede alterar la sensación de inmersión y credibilidad del lector.
Los críticos a menudo descartan las resoluciones deus ex machina como narraciones baratas o perezosas, especialmente cuando el elemento o personaje introducido carece de un presagio o integración adecuada en la trama. Sin embargo, cuando se usan con habilidad y moderación, los momentos deus ex machina pueden sorprender a los lectores y crear un impacto dramático, especialmente en géneros como la fantasía o la comedia, donde lo inesperado puede aceptarse más fácilmente.