Su corazón y su hígado se describen como "tan secos y duros como un trozo de corcho", lo que representa la falta de compasión, empatía y sentimiento humano dentro de ella. Esto simboliza cómo la codicia y el materialismo pueden endurecer el corazón y el alma de una persona, dejándola desprovista de emociones y consideraciones humanas básicas.
Además, la sequedad de sus órganos también sugiere una falta de vitalidad y vida, lo que refleja la decadencia espiritual que acompaña a la búsqueda desenfrenada de posesiones materiales y la pérdida de valores morales. A través de este simbolismo, la historia transmite una advertencia, destacando los peligros de permitir que la codicia consuma la vida a expensas de su humanidad.