Mientras Percy y Annabeth navegan por las aguas cercanas a la isla, sienten una belleza asombrosa y una música armoniosa que los envuelve. Intrigados, siguen la fuente del sonido hasta llegar a una hermosa pequeña isla repleta de exuberante vegetación.
Al acercarse, escuchan voces encantadoras que cantan en perfecta armonía. La dulce melodía captura sus sentidos y los incita a acercarse. Percy se da cuenta de que las seductoras llamadas pertenecen a las sirenas, míticas ninfas marinas famosas por su irresistible canto.
A pesar del peligro, Percy insta a Annabeth a resistirse a la encantadora música. Él logra romper el hechizo distrayéndola con una conversación sobre sus aventuras anteriores y la búsqueda del Vellocino de Oro.
Su estrategia les permite superar el atractivo de las sirenas y continuar su búsqueda hacia su destino final.