Miedo: John Proctor teme las consecuencias de hablar en contra de Abigail. Sabe que ella es poderosa e influyente en Salem, y le preocupa que si la acusa de mentir, se pondrá a él y a su familia en peligro.
Falta de pruebas: John Proctor no tiene ninguna evidencia concreta que respalde sus afirmaciones de que Abigail es un fraude. La ha visto comportarse de manera extraña y ha oído rumores sobre ella, pero no tiene nada que pueda presentar ante el tribunal como prueba de su culpabilidad.
Renuencia a traicionar a Abigail: John Proctor tiene una relación compleja con Abigail. Aunque ella lo ha traicionado, él todavía siente algo por ella. Él se muestra reacio a exponerla como un fraude porque no quiere lastimarla.
Deseo de proteger a los inocentes: John Proctor sabe que si se descubre que Abigail es un fraude, muchas personas inocentes serán exoneradas. Sin embargo, también sabe que hablar en su contra podría provocar violencia y agitación en Salem. Duda en actuar porque no quiere ser responsable de causar daño a otros.
En última instancia, la vacilación de John Proctor a la hora de exponer a Abigail como un fraude conduce a los trágicos acontecimientos que se desarrollan en la obra. Si hubiera hablado antes, podría haber evitado la muerte de personas inocentes. Sin embargo, su miedo, la falta de pruebas, su renuencia a traicionar a Abigail y su deseo de proteger a los inocentes contribuyeron a su silencio, lo que permitió que las mentiras de Abigail continuaran y que los juicios continuaran.