A pesar de su talento y dedicación como profesor de historia en una escuela pública de Brooklyn, Nueva York, la adicción de Dan se convierte en una carga. Es arrestado después de tener una confrontación con uno de sus estudiantes, Drey (Shareeka Epps), a quien había estado asesorando y tratando de ayudar.
Durante su estancia en prisión, Dan reflexiona sobre su vida y los errores que cometió, incluido su consumo de drogas y su falta de compromiso total con su relación con Drey y su familia. Se somete a rehabilitación y avanza en la superación de su adicción, dándose cuenta del impacto negativo que sus acciones tuvieron en sus alumnos y en las personas que lo rodean.
Aunque la película termina con Dan saliendo de prisión y posiblemente encaminado hacia un camino más estable, deja a la audiencia con una sensación de incertidumbre sobre su futuro y si podrá mantener su sobriedad. El final subraya la naturaleza compleja y desafiante de la adicción y sus profundos efectos en la vida de las personas y de quienes están conectados con ellos.