1. Personificación: Rubadiri otorga cualidades humanas a las fuerzas y elementos naturales. Por ejemplo, la tormenta se personifica como un "monstruo terrible" y la lluvia como "balas de fuego".
2. Símiles: Rubadiri utiliza símiles para comparar el trueno con "cañones lejanos" y el relámpago con "una serpiente furiosa".
3. Metáforas: Emplea metáforas para describir los relámpagos como "los dientes de nubes furiosas" y la lluvia como "un millón de cuentas".
4. Hiperbole: Rubadiri utiliza una hipérbole para enfatizar la intensidad de la tormenta. Por ejemplo, describe la lluvia como "una avalancha de agua" y los truenos como "un tambor colosal en el cielo".
5. Aliteración: La repetición de sonidos consonantes al comienzo de las palabras se utiliza para lograr un efecto rítmico. Por ejemplo, "aguacero ensordecedor" y "árboles temblorosos".
6. Onomatopeya: Rubadiri utiliza palabras que imitan sonidos, como "boom" y "rugido", para mejorar la experiencia sensorial de la tormenta.
7. Rima: El uso de palabras con sonidos similares al final de las líneas se utiliza para crear una sensación de musicalidad y ritmo en el poema. Por ejemplo, "aguacero" y "rugido".
8. Simbolismo: Rubadiri utiliza símbolos para transmitir significados más profundos. La tormenta que se aproxima puede verse como un símbolo de un conflicto inminente, mientras que la tormenta violenta puede simbolizar la agitación y el caos de la existencia humana.
9. Imágenes: A lo largo del poema, Rubadiri emplea imágenes vívidas para crear una experiencia sensorial para el lector, permitiéndole visualizar y sentir la intensidad de la tormenta africana.
10. Encabalgamiento: Rubadiri utiliza el encabalgamiento, donde una oración o frase pasa de una línea a la siguiente sin pausa, para crear una sensación de continuidad y urgencia.