Durante esa época, Estados Unidos todavía estaba muy segregado y a los afroamericanos se les negaba el acceso a la educación. En la mayoría de los estados era ilegal que los afroamericanos asistieran a la escuela, y aquellos que eran sorprendidos intentando aprender a menudo eran severamente castigados.
Incluso si los afroamericanos pudieran encontrar una escuela que los aceptara, a menudo enfrentaron discriminación y acoso por parte de estudiantes y maestros blancos. También recibieron recursos educativos inferiores y no se les enseñaron las mismas materias que a los estudiantes blancos. Esto hizo que a los afroamericanos les resultara muy difícil aprender y tener éxito.
A pesar de estos desafíos, muchos afroamericanos estaban decididos a aprender a leer y escribir. A menudo asumieron grandes riesgos para lograrlo y muchos tuvieron éxito. Sus historias son un testimonio del poder de la educación y la resiliencia del espíritu humano.
En los años transcurridos desde el siglo XIX, se han logrado grandes avances para garantizar la igualdad de oportunidades educativas para los afroamericanos y mejorar sus tasas de alfabetización. Sin embargo, todavía existen importantes disparidades en el nivel educativo y la alfabetización entre afroamericanos y blancos en los Estados Unidos.