Uno de los puntos fuertes de la novela es la vívida representación que hace Badheka de los personajes y sus viajes emocionales. El personaje de Manav está particularmente bien desarrollado, ya que somos testigos de sus conflictos internos, inseguridades y el anhelo de amor y aceptación por parte de sus padres. La representación de los padres es matizada y auténtica, y refleja las complejidades de la relación entre padres e hijos.
A lo largo de la novela, Badheka entrelaza hábilmente múltiples narrativas que resaltan el impacto del comportamiento de los padres en la configuración del futuro de un niño. Vemos cómo las experiencias de la niñez pueden dejar cicatrices duraderas e influir en la perspectiva individual de la vida. Badheka explora temas de apego, abandono y la necesidad de autodescubrimiento, mientras Manav lidia con las repercusiones emocionales de su pasado.
La prosa del autor es lírica y emotiva, y captura eficazmente el torbellino de emociones y la agitación interior que experimentan los personajes. Profundiza en temas del perdón, la empatía y la capacidad humana de curación y crecimiento. A pesar del trasfondo melancólico de la novela, hay un mensaje subyacente de esperanza y resiliencia, que anima a los lectores a confrontar su propio bagaje emocional y luchar por el bienestar emocional y mental.
En general, Mata Pita Se es una novela introspectiva y que invita a la reflexión que aborda temas universales de la familia, las relaciones y el autodescubrimiento. La narración sensible y profunda de Gijubhai Badheka deja una marca indeleble en el lector, lo que la convierte en una valiosa adición a la literatura gujarati.