La resolución se produce durante una conversación crucial entre Alfredo y Julia. Alfredo finalmente confiesa sus verdaderos sentimientos por Julia, admitiendo su incapacidad para dejar de lado el recuerdo de su amor de juventud. Julia, a su vez, revela sus sentimientos recíprocos pero reconoce que sus circunstancias han cambiado.
Al comprender las limitaciones y complejidades de sus vidas, Julia decide casarse con Miguel mientras Alfredo permanece soltero. A pesar del amor tácito entre Alfredo y Julia, ambos reconocen la practicidad y las responsabilidades de la edad adulta y eligen caminos que se alinean con sus obligaciones y expectativas sociales más amplias.
De esta manera, la resolución de la historia es agridulce ya que implica tanto un sincero reconocimiento del amor como una sombría aceptación de las realidades que impiden a los personajes perseguir plenamente sus deseos.