Los críticos elogian particularmente "La Tempestad" por el rico y complejo desarrollo de sus personajes. El protagonista, Prospero, un hechicero que manipula los acontecimientos en una isla remota, es una figura multidimensional cuya búsqueda de venganza y deseo de justicia se ven atenuados por su capacidad de compasión y perdón. Otros personajes, como Miranda, Calibán y Ariel, también sufren profundas transformaciones a lo largo de la obra.
La profundidad temática es otro aspecto celebrado de "La Tempestad". Temas como la dinámica de poder, el colonialismo, la relación entre naturaleza y humanidad y la ilusión versus realidad se exploran a través de elementos alegóricos y simbólicos. El escenario mágico y los elementos sobrenaturales de la obra aumentan su resonancia simbólica y contribuyen a su atractivo duradero.
Además, "La Tempestad" es ampliamente admirada por su lenguaje poético y su intrincado juego verbal. El dominio de Shakespeare del verso en blanco y su capacidad para crear imágenes memorables y evocadoras elevan el impacto emocional de la obra. El epílogo de la obra, pronunciado por Próspero, se considera a menudo como uno de los discursos más conmovedores y profundos de la literatura de Shakespeare.
En general, "La tempestad" es aclamada como una de las obras más maduras y matizadas de Shakespeare, que combina una trama convincente, una caracterización vívida, temas profundos y un lenguaje exquisito. Se considera un testimonio del genio de Shakespeare y se sigue estudiando, representando y celebrando en todo el mundo como uno de sus mayores logros.