Es el este y Julieta es el sol.
Levántate, hermoso sol, y mata a la envidiosa luna,
Que ya está enfermo y pálido de pena,
Que tú, su doncella, eres mucho más bella que ella:
No seas su sirvienta, ya que es envidiosa;
Su librea vestal no es más que enferma y verde,
Y sólo los tontos lo usan; desecharlo."
En este discurso de Romeo, la repetición de la palabra "pero" sirve como ejemplo de anáfora.