En la última línea de Animal Farm, George Orwell utiliza la técnica novelesca de la alegoría para comentar la historia de la Unión Soviética. La novela cuenta la historia de un grupo de animales que derrocan a su granjero humano y establecen una sociedad socialista. Sin embargo, la revolución de los animales finalmente es traicionada por los cerdos, quienes toman el control de la granja y se vuelven tan opresivos como los humanos a los que derrocaron.
La última línea de la novela es una poderosa crítica a la Unión Soviética y su traición a los ideales de la Revolución Rusa. El uso que hace Orwell de la alegoría le permite hacer esta crítica de una manera clara y efectiva. Al comparar a la Unión Soviética con un corral, Orwell puede resaltar la hipocresía y la corrupción del régimen. La incapacidad de los animales para distinguir entre los cerdos y los humanos es una metáfora de la forma en que el gobierno le lavó el cerebro y controló al pueblo soviético.
Animal Farm es un ejemplo clásico de cómo se puede utilizar la literatura para comentar cuestiones políticas y sociales. La novela de Orwell es un poderoso recordatorio de los peligros del totalitarismo y la importancia de luchar por la libertad y la democracia.