Un ejemplo es cuando el narrador describe las catacumbas debajo de su palacio. Él dice:"No negaré que hay mucho de lo horrible en estas bóvedas, pero en las catacumbas hay mucho que sólo el demonio puede apreciar. La negrura de la oscuridad y el olor de la tierra húmeda, las bóvedas y el Los arcos, el moho podrido y la humedad que gotea, las ratas, las paredes llenas de hongos, las telarañas, el esqueleto, la negrura, todo esto debe brindarme un deleite que no puedo disfrutar, sin embargo, no quiero que supongas. que mis aposentos están sin sus atractivos." Este pasaje es significativo porque el narrador describe un lugar muy oscuro y desagradable. Sin embargo, tiene cuidado de no decir demasiado al respecto, como si tuviera miedo de revelar algo sobre sí mismo.
Otro ejemplo es cuando el narrador habla de su relación con Fortunato. Dice:"Tenía un punto débil, este Fortunato, aunque en otros aspectos era un hombre digno de ser respetado e incluso temido. Se enorgullecía de su conocimiento del vino. Pocos italianos tienen el verdadero espíritu virtuoso. Para la mayoría En parte su entusiasmo se adapta a la época y a la oportunidad, para practicar la impostura con los millonarios británicos y austríacos. En pintura y joya Fortunato, como sus compatriotas, era un charlatán, pero en materia de vinos añejos era sincero. No me diferenciaba materialmente de él; yo mismo era un experto en las cosechas italianas, no menos conocedor que él." Este pasaje es significativo porque el narrador habla de sus propias fortalezas y debilidades. Sin embargo, tiene cuidado de no revelar demasiado sobre sí mismo, como si tuviera miedo de ser juzgado.
En general, el narrador de "El Barril de Amontillado" es algo cauteloso a la hora de no revelar demasiado sobre sí mismo. Esto es evidente en la forma en que describe las catacumbas y su relación con Fortunato. Tiene cuidado de no decir demasiado sobre estas cosas, como si tuviera miedo de revelar algo sobre sí mismo.