En la primera estrofa, el viento es descrito como un "gran cazador invisible" que "vaga por el cielo con dientes de sabueso". Estas imágenes sugieren la naturaleza depredadora del viento y su capacidad para causar daño y destrucción. La segunda estrofa se centra en el papel del viento en la configuración del mundo natural, ya que "corta el césped y aclara la madera" y "acumula dunas de arena junto al mar". En esta estrofa, el viento es visto como una fuerza que crea y destruye, y su poder es evidente en la forma en que da forma al medio ambiente.
La tercera estrofa captura el lado lúdico del viento, mientras "persigue pájaros y mariposas" y "baila con las hojas de los árboles". En contraste con su poder destructivo descrito anteriormente en el poema, el viento aquí se representa como una fuerza traviesa y juguetona que trae alegría y movimiento al mundo natural. Finalmente, la cuarta estrofa ofrece una visión reflexiva y filosófica del viento, refiriéndose a él como "la voz de Dios". Esto sugiere que el hablante del poema ve el viento como una manifestación de lo divino, una fuerza poderosa que está más allá de la comprensión y el control humanos.
En general, el poema "El viento" presenta un retrato complejo y multifacético del viento, capturando tanto su poder destructivo y creativo, como también sus aspectos lúdicos y espirituales.