A través de los ojos de un niño, el mundo aparece como un lugar mágico lleno de asombro y fascinación. El poeta enfatiza que los niños tienen una habilidad innata para enseñar a los adultos valiosas lecciones sobre la vida, recordándonos que debemos apreciar los placeres simples y acercarnos al mundo con un renovado sentido de asombro y curiosidad.
Longfellow también destaca el papel de los niños en la configuración de la sociedad. Sugiere que los niños son las "flechas" que transportan las esperanzas y los sueños de las generaciones futuras. Al fomentar y cultivar sus talentos y creatividad, los adultos tienen la responsabilidad de garantizar un mundo mejor para los niños del mañana.
La idea de que los niños son la fuente del progreso futuro y la transformación social es un motivo recurrente en el poema.
En general, "Niños" celebra la inocencia, la sabiduría y el potencial que los jóvenes aportan a nuestras vidas, recordándonos la importancia de fomentar su crecimiento y desarrollo para una sociedad más brillante y compasiva.