A lo largo del poema, el hablante expresa un anhelo de liberarse de las normas, expectativas y materialismo sociales para abrazar una existencia más plena. La descripción de Tartaria como un lugar donde "no hay relojes que den las horas" resalta el deseo del hablante de escapar del implacable paso del tiempo y de las presiones que éste impone.
El énfasis en la naturaleza transformadora de la poesía acentúa aún más el tema de la búsqueda de la paz interior. El orador sugiere que la poesía tiene el poder de transportar al lector a reinos más allá de lo físico, permitiéndole trascender su existencia mundana y sumergirse en un mundo de imaginación y maravillas.
En última instancia, "Tartaria" refleja un anhelo de un refugio donde el hablante pueda escapar de las limitaciones y ansiedades del mundo real y lograr una sensación de liberación espiritual, creatividad y realización personal.