El poema se divide en dos estrofas, la primera estrofa describe la apariencia física del hombre y la segunda ahonda en su estado psicológico y espiritual. La primera estrofa enfatiza el agotamiento físico del hombre y el precio que años de arduo trabajo han cobrado en su cuerpo. Su rostro es "grotesco" y "bestializado" y sus ojos están "hundidos y muertos". La segunda estrofa revela que el mundo interior del hombre es tan desolado como su apariencia exterior. Es un "hermano del buey" que ha sido reducido a una mera herramienta de trabajo, sin agencia ni sentido de sí mismo.
El poema termina con una serie de preguntas retóricas que desafían al lector a confrontar las implicaciones de la condición del hombre. El orador pregunta:"¿Quién lo hizo muerto al éxtasis y la desesperación, / una cosa que no se aflige y que nunca tiene esperanza, / impasible y aturdido, un hermano del buey?" El poema se convierte así en una poderosa denuncia de los sistemas sociales y las desigualdades económicas que han creado condiciones tan abismales para la clase trabajadora.
"El hombre de la azada" ha sido ampliamente aclamado por sus poderosas imágenes, intensidad emocional y crítica social. Se considera un clásico de la literatura estadounidense y ha inspirado numerosas obras de arte, música y literatura. El poema sirve como recordatorio de las luchas de la clase trabajadora que a menudo se pasan por alto y desafía a los lectores a considerar el costo humano del capitalismo y la explotación desenfrenados.