Un faro de sabiduría, que brilla muy intensamente.
Los pasos de un maestro nos guían a través del laberinto,
Revelando los secretos de estos misteriosos días.
Con pasión y paciencia, nutres cada mente,
Plantando semillas de curiosidad, oh, qué amable.
Tus palabras pintan imágenes vívidas, se desarrollan historias,
En cada lección, el conocimiento se afianza.
Con tu guía, exploramos reinos desconocidos,
Desde civilizaciones antiguas hasta las estrellas sembradas.
Alimentas nuestro asombro y amplías nuestra visión,
Inspirándonos a soñar y perseguir.
Tu presencia es un refugio, un espacio seguro para crecer,
Donde las preguntas son bienvenidas y se pueden sembrar dudas.
Escuchas, entiendes, realmente te preocupas,
Empoderándonos a todos para brillar y dejar nuestra huella.
Querido maestro, tu impacto no puede limitarse,
En las vidas que has tocado y las alturas que has remodelado.
Llevamos tus enseñanzas, siempre profundas,
A medida que avanzamos, con gratitud desatada.
Entonces, en tu honor, presentamos este poema,
Una humilde muestra de nuestra admiración, nuestro hogar.
Que te recuerde la diferencia que has hecho,
Mientras continuamos prosperando y elevándonos sin desvanecernos.