El propósito de este poema es subvertir estas convenciones y desafiar las descripciones idealizadas e hiperbólicas de las mujeres de la tradición petrarquista.
A través de una serie de comparaciones metafóricas que resaltan su individualidad única, el poema pretende celebrar la belleza natural en lugar de ajustarse a representaciones convencionales.
En el poema, Shakespeare presenta una percepción alternativa de la belleza, destacando que el verdadero amor y aprecio van más allá de las similitudes superficiales externas y abrazan la individualidad.