Por Charles Malam
Soplo y resoplido, viejo hierro negro,
Crujiendo y gimiendo, una gran bestia de carga,
Pala y pala, cavando profundamente,
Mover tierra y roca, obra de un gigante.
Una y otra vez, sin parar,
Montones de relleno subiendo alto,
Trincheras y canales, moldeados y excavados,
Por la incansable pala de vapor.
Hombre o máquina, es difícil decirlo.
Trabajando día y noche,
Una sinfonía de poder y progreso,
Ampliando los límites de lo posible.
De los campos a las ciudades y de las montañas a los mares,
La pala de vapor deja su huella,
Un testimonio del ingenio humano,
Remodelando el mundo, poco a poco.
Pero el tiempo no espera a nadie y el progreso avanza.
La pala a vapor, una reliquia del pasado,
Ahora reemplazado por máquinas más nuevas, más rápidas y más eficientes,
Pero su legado permanece, un recordatorio de una era que ya pasó.
A través de fotografías e historias, su memoria se mantiene viva,
Un símbolo de determinación, fuerza y la marcha del progreso,
Un recordatorio del poder de la humanidad para superar los desafíos,
Y construir un futuro mejor para las generaciones venideras.
Así que levantemos un vaso por la pala de vapor,
Un verdadero gigante de la era industrial,
Y rendir homenaje a los constructores e ingenieros que nos precedieron,
Cuyo arduo trabajo y dedicación dieron forma al mundo en el que vivimos hoy.