El poema:
Oh señora mía, ¿adónde vagas?
Oh, quédate y escucha; tu verdadero amor viene,
Que pueda cantar tanto alto como bajo.
No viajes más lejos, muy dulce;
Los viajes terminan en el encuentro de los amantes,
El hijo de todo sabio lo sabe.
¿Que es el amor? No es el más allá;
La alegría presente tiene risa presente;
Lo que vendrá aún es incierto.
En la demora no hay abundancia;
Entonces ven a besarme, dulce y veinteañera,
La juventud es algo que no perdurará.
Explicación:
“O Mistress Mine” es un poema encantador que celebra las alegrías del amor y la naturaleza fugaz de la juventud. El hablante, un joven, se dirige a su amante y le expresa su ardiente deseo de que deje de vagar y se quede con él. Él la seduce con su talento musical, prometiéndole cantar tanto alto como bajo, una metáfora de su versatilidad y devoción.
El orador tienta aún más a su amada al resaltar que los viajes siempre encuentran su final cuando los amantes se reencuentran, una verdad universalmente reconocida que “todo hijo de sabio” comprende. Él enfatiza la importancia de vivir el presente y no esperar un futuro incierto, instándola a abrazar la alegría y la risa presentes que ofrece el amor en lugar de insistir en lo que puede venir.
Reconociendo que la vida es corta y el tiempo vuela, el orador subraya que no hay abundancia ni beneficio en retrasar su conexión. Se refiere a su amante como "dulce y veinteañera", una expresión común en la época de Shakespeare que la describe como joven y hermosa, agregando así urgencia para aprovechar las fugaces oportunidades de la juventud antes de que se desvanezca.
En una súplica apasionada, el orador apela al corazón de su amante y la insta a besarlo. La repetición de la palabra "ven", junto con el suave sonido "k" a lo largo del poema ("beso", "dulce" y "veinte") crea un tono suave e irresistible, que transmite aún más el deseo sincero del hablante por su unión. .
En general, “O Mistress Mine” es una expresión elegante y alegre de amor, anhelo y el llamado a valorar el momento presente, lo que refleja la habilidad de Shakespeare para capturar las complejidades y pasiones de las relaciones humanas.