Un aspecto sorprendente del poema es el uso de imágenes vívidas y metáforas para transmitir la filosofía de vida del hablante. El poema comienza con una poderosa metáfora, comparando la vida con un campo de batalla donde el hablante insta a sus lectores a "marchar hacia adelante" a pesar de los obstáculos que puedan surgir. Las imágenes del poema crean un tapiz vibrante de la vida, representándola como un viaje, una batalla y un cofre del tesoro con un potencial oculto.
La estructura del poema enfatiza aún más su mensaje de perseverancia y resiliencia. Sus seis cuartetas, cada una de ellas compuesta por cuatro versos, proporcionan un ritmo constante que impulsa al lector hacia adelante. La repetición de la frase "¡La vida es real! ¡La vida es seria! Y la tumba no es su meta". actúa como un estribillo que refuerza el tema central del poema.
Otra característica notable de "Un Salmo de Vida" es su uso del lenguaje. La dicción de Longfellow se elige cuidadosamente, con un equilibrio de palabras comunes y elevadas que hacen que el poema sea accesible a una amplia audiencia. El uso de exclamaciones y preguntas retóricas añade urgencia y pasión al mensaje del orador, atrayendo a los lectores a la intensidad emocional del poema.
Además, el foco del poema en el momento presente es otro elemento clave. El orador enfatiza que la vida debe vivirse plenamente en el aquí y ahora, en lugar de insistir en el pasado o temer el futuro. Este mensaje de aprovechar el día ha hecho del poema una fuente eterna de inspiración para las personas que enfrentan la adversidad o buscan llevar una vida más plena.
En conclusión, "Un salmo de vida" es un poema notable que combina imágenes poderosas, una estructura convincente y un uso hábil del lenguaje para transmitir su mensaje de resiliencia y determinación. Es una obra maestra literaria que continúa resonando entre los lectores, sirviendo como un recordatorio para aceptar los desafíos de la vida y aprovechar cada momento al máximo.