Donde el coraje florece en corazones tan brillantes,
Allí está una mujer, fuerte y verdadera,
Con la gracia de la sabiduría, siempre nueva.
Lleva consigo un alma vibrante,
Un espíritu valiente, que la completa,
Su esencia brilla como estrellas arriba,
Guiando a los demás con su amor ilimitado.
Su empatía, un río ancho y profundo,
Abraza a todos, con suave marea,
Ella escucha, escucha la palabra no dicha,
Y ofrece consuelo, el escudo de la comodidad venerado.
Con una fuerza que no conoce límites ella lucha,
Por la justicia, la igualdad y los derechos,
Su voz, una melodía que suena tan clara,
Habla de esperanza y destierra todo miedo.
A través de los desafíos ella persevera,
Su resiliencia traspasa todas las fronteras,
Ella se eleva como un fénix, valiente y audaz,
Venciendo obstáculos, historias aún no contadas.
Su creatividad no tiene límites,
Imaginación, un lienzo en el que resuena,
Con pinceladas de genialidad, colores tan vivos,
Ella pinta sus sueños para que otros puedan vivirlos.
A través de senderos y triunfos, uno al lado del otro,
Encontramos a estas mujeres, motivos de orgullo,
Nos toman de la mano, apoyan nuestro camino,
Con su amor inquebrantable, pase lo que pase.
En cada rincón, en cada tierra,
Las mujeres, los latidos del corazón, las manos amigas,
Se elevan por encima, con el ánimo elevado,
Inspirándonos a todos, mientras tocamos el cielo.
Celebremos, pues, con profunda alegría,
Las mujeres que están en tierra sagrada,
Sus contribuciones, tan vastas y grandiosas,
Dando forma al mundo, con su mano gentil.
A las mujeres de mi lado levanto mi copa,
En honor a tu fuerza, que siempre superará,
Que vuestras voces resuenen, fuertes y claras,
Creando un futuro que no conozca el miedo.