Capacidad reducida de la batería:la sobrecarga puede hacer que la batería pierda su capacidad para mantener una carga completa. Las reacciones químicas internas que tienen lugar durante la sobrecarga pueden dañar los electrodos de la batería y reducir su capacidad general.
Abultamiento de la batería:la sobrecarga puede hacer que la batería se hinche o se abulte. A medida que la batería continúa recibiendo una cantidad excesiva de carga, la presión dentro de la batería aumenta, lo que provoca deformación física. Las baterías abultadas pueden ser peligrosas y causar daños al dispositivo o representar riesgos para la seguridad.
Generación de calor:la sobrecarga puede generar calor excesivo dentro de la batería. La intensa corriente eléctrica que fluye hacia una batería que ya está completamente cargada genera calor innecesario, que puede dañar los componentes de la batería y acortar su vida útil.
Fuga de electrolito:la sobrecarga puede provocar una fuga del electrolito de la batería (una solución que permite que fluyan los iones). La fuga de electrolitos puede provocar corrosión y daños a los componentes internos de la batería, dejándola inoperable.
En casos extremos, la sobrecarga de una batería puede provocar una fuga térmica, una condición en la que la temperatura de la batería aumenta rápidamente, provocando un incendio o incluso una explosión.
Para evitar la sobrecarga, la mayoría de los dispositivos modernos vienen con circuitos de carga integrados que detienen automáticamente el proceso de carga una vez que la batería alcanza su capacidad máxima. Sin embargo, sigue siendo importante utilizar el cargador adecuado y seguir las instrucciones de carga del fabricante para garantizar una carga segura y adecuada de las baterías.