Al final de la trilogía de los Juegos del Hambre, Katniss Everdeen y Peeta Mellark son los vencedores de los 74º Juegos del Hambre. Sin embargo, su victoria tiene un precio, ya que se ven obligados a convertirse en peones en una lucha de poder político entre el Capitolio y los distritos rebeldes. Katniss es particularmente el objetivo del presidente Snow, quien la ve como una amenaza a su poder.
A medida que la rebelión gana impulso, Katniss y Peeta son reclutados para convertirse en los rostros de la rebelión. Viajan al Distrito 13, que se ha convertido en el cuartel general de la rebelión, y comienzan a prepararse para la guerra. Katniss debe superar su trauma y aprender a confiar en los demás para poder convertirse en una verdadera líder de la rebelión.
La rebelión alcanza su clímax en una batalla entre el Capitolio y las fuerzas rebeldes. Katniss y Peeta desempeñan un papel clave en la batalla y, en última instancia, logran derrotar al presidente Snow y derrocar el Capitolio.
Después de la guerra, Katniss regresa a su distrito natal, el Distrito 12, donde comienza a reconstruir su vida. Se casa con Peeta y tiene dos hijos. A pesar de los horrores que ha experimentado, Katniss encuentra esperanza para el futuro y trabaja para crear un mundo mejor para sus hijos.