Un personaje ficticio con una identidad secreta podría ser, por ejemplo, una persona común y corriente como Clark Kent, que en secreto es el superhéroe Superman. En tales casos, el personaje utiliza la identidad secreta para proteger a sus seres queridos, mantener sus actividades en secreto ante los enemigos o evitar que el público en general descubra sus poderes.
En la vida real, las identidades secretas pueden adoptarse por diversos motivos, como protección contra peligros o acoso, realización de espionaje u operaciones encubiertas, o por motivos personales como privacidad o libertad de obligaciones asociadas con la identidad principal. Históricamente, activistas, revolucionarios y denunciantes también han utilizado identidades secretas para protegerse a sí mismos y a sus familias de represalias.
Sin embargo, mantener una identidad secreta también puede plantear desafíos, como el riesgo de exposición, tensión emocional y la posibilidad de conflictos psicológicos entre diferentes aspectos de la propia identidad. Por lo tanto, crear y mantener una identidad secreta requiere una planificación cuidadosa, resiliencia emocional y un fuerte compromiso para mantener la separación entre las diferentes identidades involucradas.