- Malvado y Malévolo: Los demonios suelen representarse como seres malévolos que se oponen a las fuerzas del bien y causan daño o sufrimiento a los humanos.
- Poderes sobrenaturales: A menudo se retrata a los demonios como poseedores de poderes extraordinarios, como la capacidad de cambiar de forma, controlar los elementos o manipular las mentes humanas.
- Energía Oscura o Negativa: Los demonios se asocian frecuentemente con la oscuridad, la energía negativa o el inframundo en diferentes sistemas de creencias.
- Posesión: En algunas historias religiosas y mitológicas, se cree que los demonios son capaces de poseer a los individuos o influir en su comportamiento con fines malignos.
- Jerarquía espiritual: En ciertas tradiciones, los demonios están organizados en una jerarquía, con poderosos líderes demoníacos o príncipes en la cima.
- Adversarios de las Fuerzas Divinas: Muchas religiones representan a los demonios como adversarios o enemigos de seres o fuerzas divinas, como Dios, los ángeles u otras entidades espirituales benevolentes.
- Tentadores y engañadores: A veces se considera que los demonios son tentadores que pueden desviar a los humanos o engañarlos para que cometan actos malvados o comportamientos pecaminosos.
- Símbolos del Caos: En algunas culturas, los demonios representan las fuerzas del caos que desafían o alteran el orden y la armonía del mundo.
- Agentes del Mal: Los demonios pueden ser vistos como agentes del mal o de fuerzas malévolas, que trabajan contra el bienestar de la humanidad o el equilibrio cósmico general.
Es importante señalar que la interpretación, caracterización y significado de los demonios pueden variar ampliamente según los diferentes contextos religiosos, mitológicos y culturales.