El papel del confesor es escuchar las confesiones de los penitentes, ofrecerles consejos espirituales y conceder la absolución, que es el perdón de los pecados. En la Iglesia Católica, el confesionario es una habitación privada donde el penitente puede hablar con el confesor sin ser visto ni oído por nadie más.
La confesión se considera un sacramento importante en la Iglesia Católica y muchos católicos confiesan sus pecados con regularidad. Sin embargo, la confesión no se requiere con tanta frecuencia en otras denominaciones cristianas y algunas denominaciones no la practican en absoluto.