El ámbar es una resina fosilizada que se encuentra en muchas partes del mundo. Suele ser de color amarillo o naranja y se utiliza a menudo en joyería y otros objetos decorativos. El ámbar también es una valiosa fuente de información sobre el pasado, ya que puede contener plantas, animales e insectos conservados.
El ámbar más antiguo conocido se remonta al período Carbonífero, que duró entre 360 y 300 millones de años. Este ámbar se encontró en Escocia y contiene restos de una variedad de plantas y animales, incluidos insectos, arañas e incluso un pequeño lagarto.
El ámbar se forma cuando la resina de un árbol se filtra y se endurece. Esto puede suceder cuando el árbol sufre daños o cuando es atacado por insectos u otras plagas. La resina actúa como una barrera protectora, sellando la herida y evitando que el árbol se infecte.
Con el tiempo, la resina se endurece y se vuelve ámbar. El proceso de fosilización puede tardar millones de años y no se comprende del todo. Sin embargo, se cree que la resina es reemplazada gradualmente por minerales, como la sílice y la calcita. Este proceso da como resultado la formación de un material duro y duradero que puede durar millones de años.
El ámbar es un recurso valioso para los científicos, ya que puede proporcionar información sobre el clima, la vegetación y la vida animal del pasado en diferentes regiones. También se puede utilizar para estudiar la evolución de diferentes especies y rastrear la migración de plantas y animales a lo largo del tiempo.