En un hogar humilde, donde el amor sí adornaba,
Crecí con sueños, bajo un cielo sereno,
Donde los recuerdos florecen y las historias yacen.
Oh Calambá, mi querido pueblo,
Tu belleza y gracia nunca me decepcionan.
Con exuberantes campos verdes, donde fluyen ríos,
Tus paisajes se llevan para siempre mi brillo.
En colinas onduladas, donde se alzan árboles altos,
Subiría a la cima, para tocar la vasta tierra.
Con mi corazón lleno de asombro, miraría,
Ante el lienzo de la naturaleza, su majestuosa bruma.
El aroma de las flores, la suave brisa,
Secretos susurrados, trajeron momentos de tranquilidad.
Y en la tranquilidad del crepúsculo,
Encontré consuelo en medio de la dulce lluvia de la vida.
Oh Calambá, mi amado hogar,
Donde se formaron amistades y deambula la infancia.
Juntos, nos reiríamos y compartiríamos historias profundas.
En este pueblo bendito, donde abundaba la alegría.
Las campanas de la iglesia sonarían el domingo por la mañana,
Invitándonos a todos, a adorar y adornar.
Con el corazón lleno de fe, oraríamos sinceramente,
Buscando bendiciones eternas, en tu esfera sagrada.
En las calles de Calambá, la risa baila,
Mientras la gente caminaba, con abrazo feliz.
El mercado zumbaba, con colores y sonidos,
Donde la alegría y la risa siempre sorprenden.
Oh Calambá, querida de mi alma,
Tu espíritu vibrante llena mi corazón.
En ti aprendí sobre valores y poder,
Y ganó la fuerza para afrontar la noble lucha de la vida.
Aunque pueda vagar, lejos de tu vista,
Mi amor por Calamba siempre será verdadero.
Porque en mi corazón residirás,
Una melodía querida, una canción divina.
Oh Calamba, ciudad de mi nacimiento,
Un remanso de amor, en esta maravillosa Tierra.
Doy gracias por el regalo que eres,
Guiando mi camino, como una estrella guía.