George Harrison de los Beatles fue demandado por infracción de derechos de autor por su éxito de 1970 "My Sweet Lord". Se descubrió que la melodía y la letra de la canción eran demasiado similares al éxito de 1963 de los Chiffons, "He's So Fine". Harrison afirmó que no había escuchado la canción de los Chiffons cuando escribió "My Sweet Lord", pero el juez falló en su contra. Se ordenó a Harrison pagar a los Chiffons 1,6 millones de dólares en concepto de daños y perjuicios.
El caso "My Sweet Lord" fue una decisión histórica en la ley de derechos de autor. Estableció el principio de que incluso la copia inconsciente de la obra de otra persona puede considerarse una infracción de los derechos de autor. El caso también tuvo un efecto paralizador en la industria musical, ya que muchos artistas se volvieron más cautelosos a la hora de utilizar melodías o letras similares en sus canciones.
En 1976, Harrison resolvió la demanda con los Chiffons por una cantidad de dinero no revelada. También acordó donar las ganancias de "My Sweet Lord" a la Material World Charitable Foundation, que había creado para ayudar a las personas empobrecidas en la India.