Miente un hombre que no conocía los barrotes.
Cantaba sus canciones, tocaba la guitarra,
Y vivió su vida tal como es.
Era un rebelde, era un santo,
Era un amigo, era un fastidio.
Era un amante, era un tramposo,
Pero siempre fue fiel a su ritmo.
Nunca retrocedió, nunca se rindió,
Siempre luchó por lo que amaba.
Y cuando finalmente tomó su último aliento,
Nos dejó un legado de amor y muerte.
Brindemos por Johnny Van Zant.
Un verdadero original americano.
Que en paz descanse,
Y que su música nunca muera.
Coro:
Se ha ido pero no olvidado,
Su recuerdo siempre vivirá.
Era una leyenda, era una estrella,
Y siempre será recordado por quién es.
Él era único en su clase.
Un verdadero original.
Todos los que lo conocieron lo extrañarán,
Y su música vivirá para siempre.