Reynolds ha hablado abiertamente sobre sus luchas con la salud mental, particularmente después de su viaje misionero mormón a Nebraska, donde se sintió aislado y desconectado. Encontró un alivio temporal de estas luchas en Ámsterdam, donde sintió una sensación de libertad y aceptación.
En la canción, Reynolds expresa los sentimientos de aislamiento, entumecimiento y agotamiento que acompañan a la ansiedad y la depresión, contrastándolos con la serenidad y la paz que encuentra en Ámsterdam. La letra destaca su deseo de "quedarse en Amsterdam" como símbolo de su anhelo de escapar de su confusión emocional.
En última instancia, la canción sirve como recordatorio de que la curación se puede encontrar en lugares inesperados y anima a las personas a reconocer y buscar ayuda para sus problemas de salud mental, tal como Reynolds encontró consuelo e inspiración en la ciudad de Ámsterdam.